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La familia iglesia doméstica

CIDEPROF Perú

Estamos ante la epidemia del Coronavirus, hace falta solo mirar un poco los periódicos o los noticieros para darnos cuenta de esta realidad. Mucha gente ha entrado en pánico y en angustia por miedo a contagiarse y morir a causa de este virus. Antes que nada, el cristiano debe conservar la paz y rezar más. La enfermedad y la muerte siempre han existido. Por otro lado, un buen cristiano, como buen ciudadano debe acatar las órdenes que dio el gobierno por medio del Ministerio de Salud.

A causa de esta pandemia el Presidente de la nación entre algunas medidas que ha tomado, ha suspendido el inicio de clases para los distintos niveles.

Para toda persona, más aún, para el cristiano, las pruebas y las dificultades de la vida son medios para crecer. El católico, nunca pierde la esperanza. Es por eso que, en tiempo de Coronavirus, la familia cristiana tiene que ser más que nunca, “Iglesia doméstica” (LG 11; cf. FC 21). Es posible que, ante este parate, venga un pedido de cuarentena. Entonces aprovechar para vivir más intensamente la vida familiar.

¿Qué dice el Catecismo de la Iglesia Católica acerca de la familia como “Iglesia doméstica”? En el seno de la familia, los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo, y han de fomentar la vocación personal de cada uno y, con especial cuidado, la vocación a la vida consagrada (LG 11) (CIC 1656). “El hogar es así la primera escuela de vida cristiana y "escuela del más rico humanismo" (GS 52,1). Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de la propia vida” (CIC 1657).

Este tiempo es propicio para intensificar el anuncio de la fe de los padres hacia los hijos. La familia debe aprovechar para practicar la caridad del uno con el otro, se debe compartir, conversar, jugar, cantar. Eso sí, que el egoísmo no tenga lugar en estos días en nuestras casas. Que los miembros de familia no se aíslen cada uno con su celular, tablet o laptop. La caridad es el vínculo de la paz y el egoísmo o el orgullo es fuente de todas las patologías espirituales.

Así, como es importante el anuncio del evangelio y la caridad en la casa, así la oración es el alma de toda “Iglesia doméstica”. No debe faltar la lectura del evangelio del día comentado por el papá o la mamá. Qué decir del Rosario, poderosa oración que nos presenta distintos misterios de la vida de Cristo. No quisiera dejar de mencionar, al Jefe de la Sagrada Familia, a San José, gran intercesor y defensor de su familia, siempre debe estar presente en las oraciones de toda “Iglesia doméstica”. Las letanías en su honor lo llaman, “Gloria de la vida doméstica y Sostén de las familias”.

Para el cristiano todo coopera para el bien. Aprovechemos este tiempo para crecer como “Iglesia doméstica”. Que la Sagrada Familia, nos proteja y nos guíe con su ejemplo.

P. Pablo Alfaro, IVE.

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