La disforia de género o problema de la identidad sexual, es una enfermedad psiquiátrica que tiene como característica principal una disconformidad entre el sexo físico innato y cómo se siente la persona emocionalmente y socialmente, lo cual provoca un malestar significativo.
La OMS lo ha descartado como un trastorno psiquiátrico, dando una razón poco razonable; mientras que el trastorno de identidad de género estaba clasificado como un desorden mental en la CIE-10 CM, la discordancia de género está clasificada como una condición relacionada con la salud sexual en la CIE-11 CM. A su vez, en el DSM-5 (publicado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría) fue reclasificado, moviéndose de la categoría de trastornos sexuales hacia una categoría propia, y renombrado como disconformidad de género con el objetivo de evitar la estigmatización hacia los individuos transgénero.
En el DSM IV o Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales aparece denominado como trastorno de la identidad sexual. A partir del DSM-5, es recategorizado como disforia de género. En el CIE-10 se sigue denominando trastorno de identidad de género. Pero es en clasificaciones más actuales que esta denominación se ha eliminado y se han maquillado de otra forma.
Por lo determinado y explicado por los investigadores de la OMS concluimos que no es que no consideran que no sea un trastorno sino que al excluir el término trastorno y disforia de sus clasificadores tienen la finalidad de no etiquetarlos y que no se sientan señalados, lo cual podría aplicarse a cualquier enfermedad mental. Pero son conveniencias políticas las que mueven y manipulan estas organizaciones, haciendo cosas tan contradictorias, como que antes le decíamos enfermedad a una conducta determinada (y sí que lo es) y ahora ya no es más una enfermedad sino una disposición distinta. Algunos le llamarán a esto modernismo, post modernismo, para mí es falsedad y engaño.
Marco A.
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